miércoles, 20 de febrero de 2013

En mi vida he tenido el placer de conocer a dos señores, ya ancianos, a los cuales admiro mucho y he aprendido muchísimo de ellos. Uno es mi abuelo, y el otro es un señor que conocí hace un par de años. Con este ultimo no tuve el placer de compartir mucho, pero por lo poco que pude apreciar si que es un gran hombre.
La verdad es que admiro a ambos mucho, no porque hayan acumulado muchísimos bienes o riquezas a lo largo de su vida, pero si ejercieron su profesión de manera integra, dejando a las personas que les rodearon en el ámbito laboral con una imagen de honor y responsabilidad que yo quiero proyectar. Pero aparte de eso, lo que más admiro de ambos, es su absoluta devoción y amor incondicional hacia sus respectivas esposas y familias, dándoles absolutamente todo de si. Espero algún día llegar a eso yo, que mis hijos y nietos me admiren por el hombre que fui, y poder bromear y bayunquear con mi esposa, y aún a los ochenta años poderle decir que es "mi mamasota" cómo cuando eramos más jóvenes... 

No hay comentarios: